En la rutina casi diaria de comprar en los mercados municipales, he notado que muchas ventas, no necesariamente cuentan con un lugar específico. Estas tienen una forma muy particular, armadas diariamente por armazones de metal o de madera, lonas, nylon o telas. Independientemente de las medidas o de la variedad de productos que los vendedores ofrezcan, estas conservan características particulares; reflejadas en la gama de colores, en la forma de las estructuras armadas, y la diversidad de figuras que crea el viento al soplar las ventas.
El comercio local o informal (como despectivamente le llaman) cumple una parte importante en la economía local y en la sociedad guatemalteca. Me interesa registrar en una serie de pinturas como diariamente las personas crean un nuevo paisaje que es estético y significativo a través del comercio. Los mercados hasta hoy en día han sido un medio de trabajo para mi familia. En la cual he conocido las diversas formas de comercio que existe y crear una relación con las personas. La instalación de esta serie busca crear una nueva forma de lectura visual, a través de la suspensión libremente de lienzos, con la finalidad de crear una sensación más orgánica y de libertad que guarda lo urbano y lo efímero de este paisaje evocado.
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